A comienzos del siglo VI, San Benito establece las reglas monásticas benedictinas en torno a la frase “ora et labora” (ora y labora); mucho antes de que los nazis se atrevieran a poner a la entrada de Auschwitz “el trabajo libera”. La experiencia del trabajo siempre varía según el contexto social, político, y económico de cada persona. Es tan personal y transversal en nuestras vidas, que todas las ciencias humanas y sociales consideran al trabajo como un fenómeno importante dentro de sus investigaciones.
En promedio, llegamos a pasar el 30% de nuestra vida en el trabajo; alrededor de 2,628 horas al año. Y junto a estas cifras, es conveniente mencionar la presencia de otro de los fenómenos más relevantes hoy en día; el estrés laboral, que a su vez provoca enfermedades físicas y mentales en las personas trabajadoras, como los problemas gastrointestinales, las alteraciones en el ciclo del sueño-vigilia, depresión, ansiedad, por mencionar algunas.
“El estrés laboral, tiene lugar cuando las exigencias del trabajo no corresponden o exceden de las capacidades, recursos o necesidades del trabajador o cuando el conocimiento y las habilidades de un trabajador o de un grupo para enfrentar dichas exigencias no coinciden con las expectativas de la cultura organizativa de una empresa.”
OIT, 2016. Estrés en el trabajo: un reto colectivo
Seguramente más de un lector, habrá escuchado o dicho frases como “al que madruga, Dios le ayuda”, “el que quiere azul celeste, que le cueste”, “bien cena, quien bien trabaja”. Si bien el valor del trabajo es altamente ponderado de manera general alrededor del mundo como mencionamos al inicio de este artículo; en México, hemos cimentado gran parte nuestra identidad y validez como individuos y como sociedad, en la cultura del esfuerzo. Esfuerzo que se demuestra mayormente en el trabajo.
Las malas prácticas en el trabajo perpetúan el erróneo concepto del colaborador siempre disponible
Un artículo publicado por la Universidad Autónoma de México (UNAM) en 2022, revela como la cultura laboral en México, nos ha llevado a educarnos en un compromiso total con el trabajo, y a constantemente poner a “prueba” ese compromiso con acciones como, quedarse trabajando más tiempo del remunerado en la oficina o en la computadora, a no tomar las vacaciones que por ley corresponden, o en caso de tomarlas, a sentir culpa al “desconectarse” del todo en ese periodo de descanso, sobrecargándonos de responsabilidades, y perpetuando el concepto del colaborador siempre disponible
Si a esto aunamos otros factores de riesgo psicosocial derivados de las características del trabajo, o el contexto laboral tales como el ritmo de trabajo, los horarios inflexibles, la baja participación en la toma de decisiones, la inseguridad contractual, la falta de procedimientos, acoso o violencia, la mala comunicación interna entre muchos otros factores de riesgo, la consecuencia natural es un ambiente laboral nocivo y personas trabajadoras con un estrés crónico.
Desde el 2017, en cifras reveladas por la OMS, los mexicanos somos las personas más estresadas del mundo debido al trabajo con un 75% de la población económicamente activa, seguido por China con 73%, y Estados Unidos con 59%. La pandemia del Covid-19 intensifico estas cifras debido al desequilibrio entre trabajo – familia, pues se estima que 7 de cada 10 mexicanos sufren los efectos del estrés laboral.
El estrés laboral y tu bienestar
Hasta aquí, hemos hecho consciencia acerca de la gravedad de la presencia del estrés laboral, repasando las cifras más actuales sobre sus efectos en el bienestar físico y mental de las personas trabajadoras. Pero ¿cómo impacta esto en nuestras relaciones laborales y en nuestra vida fuera del trabajo?
«El estrés es potencialmente contagioso, ya que estar cerca o visualizar a otras personas en situaciones de estrés, puede aumentar los niveles de cortisol del observador».
IMSS, en un artículo sobre el Estrés laboral
Los seres humanos, somos por naturaleza sociables, por ende, empáticos e intuitivos. Y el estrés laboral es un fenómeno que se manifiesta y que puede percibirse a través de los sentidos o el intelecto. Cuando en el trabajo hay un colaborador con síntomas del estrés laboral, entorpece la organización como medio ambiente de desarrollo de las tareas, entorno de solución de los problemas y medio ambiente de desarrollo. Lo que, como consecuencia, merma la productividad y la calidad del trabajo, además de que suben las probabilidades de que haya algún accidente debido a una distracción, que se den actos de violencia, y que exista una insatisfacción laboral generalizada. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), manifestó que el estrés laboral en México representa una perdida en productividad para las empresas de entre 5,000 y 40,000 millones de dólares al año.
Por otro lado, el estrés laboral en lo personal puede desencadenar problemas de pareja o familiares, riesgos de alcoholismo u otras adicciones, además de problemas físicos y trastornos psicológicos, que por supuesto, se resume en un descenso de la calidad de vida.
Afortunadamente, la erradicación de este fenómeno que altera nuestra salud física y psicológica, está en nuestras manos resolverlo. Los ambientes organizacionales favorables, son el resultado de un trabajo conjunto entre el empleador y las personas trabajadoras. Y para saber por dónde empezar, es importante guiarnos de las regulaciones nacionales, como la NOM035, sobre la identificación y prevención de factores de riesgo psicosocial, aunque también existen recomendaciones no vinculantes de las Organizaciones Internacionales más importantes en el tema como la OIT.
Aquí te dejamos los principales aspectos a tomar en cuenta al formular acciones o políticas encaminadas a la erradicación del estrés laboral, así como a la identificación y prevención de factores de riesgo psicosocial.